___________________________________________________________________
-
¿Cómo que nada? ¡La última vez que la apagué funcionaba! - siguió gritando John
mientras se acercaba hasta sólo unos centímetros de Sherlock.
- ¿Ah… sí? ¡Cuidado, que quema! - dijo
el más alto ofreciéndole una taza humeante.
- Gracias... ¡pero no cambies de tema!
¡Arregla la tele antes de que vuelva! - dijo elevando el tono de voz en un
intento de presión hacia su compañero. Un vago intento...
- ¡Arregla la tele antes de que
vuelva! - repitió Sherlock con tono burlón.
John, que se encontraba ya abriendo la
puerta de la entrada, volvió medio cuerpo hasta poder ver a su compañero, quién
rápidamente esquivó su mirada y borró todo rastro de burla.
John volvió a girarse para finalmente
cruzar la puerta tras un portazo.
Sherlock bufó, dejándose caer sentado
en el suelo con su taza ya fría.
La verdad era que había estado
trasteando con la televisión esa misma mañana. Se había despertado pronto, John
seguía durmiendo y estaba aburriéndose un poco. Pero no había salido bien.
Definitivamente no.
- Ahora me va a tocar comprar otra -
dijo en un hilo de voz, mirando hacia la puerta.
En otras circunstancias hubiera pasado
olímpicamente, pero otras circunstancias serían no vivir con John, así que no
era discutible.
Se levantó de mala gana, dejó la taza
en el fregadero y cogió el primer taxi que vio hasta una tienda de
electrodomésticos mínimamente decente.
Ya
en la tienda…
- Y ésta tiene doscientos canales, TDT
incorporado, dos euroconectores, HDMI...
- No… tampoco – volvió a decir el
detective.
- Es la vigésimo - novena que le
enseño. ¿Seguro que sabe lo que busca?
- Más que su jefe – dijo el moreno
mirando otro modelo.
- Bueno, si quiere puede ver nuestro
catálogo por Internet. Ésta es nuestra web – dijo el empleado enseñándole una
tarjeta.
- La tengo muy vista - respondió secamente
sin prestar atención.
- Pues nada, siga mirando… - dijo al
fin, aliviado de poder alejarse.
-
Sherlock, ¿dónde estás? - JW
-
Comprando una televisión – SH
- ¿Comprando
una televisión dónde? – JW
-
En Argos* - SH
-
¿Y cómo va la compra? - JW
...
-
Voy para allá. Espérame ahí - JW
-
Y no formes ningún follón, por favor - JW
-
Aquí te espero - SH
Una
vez John entró en la tienda…
- ¿Dónde estará...? – John se puso de
puntillas para poder verle entre tanta gente.
- Señor, si quiere puedo darle la
dirección de otras tiendas...
- ¡Ahí está! - dijo John entre un
suspiro y una sonrisa.
- No quiero la dirección de ninguna...
- Hola, ¿qué tal? Tranquilo, ya la
buscamos nosotros... – dijo John al dependiente, llevándose a Sherlock a unos
metros.
- ¿Cuánto llevas aquí? – preguntó el
mayor con incertidumbre.
- No sé. ¿Qué hora es? – dijo Sherlock
un poco aturdido.
- Las dos y media – respondió John
mirando su reloj.
- Pues cinco horas – dijo el moreno tranquilamente.
- ¿Para comprar una tele? – volvió a
preguntar John, con una expresión cada vez más sorpresiva.
- La elección debe ser certera –
respondió Sherlock seriamente.
- Sherlock - le dijo John al oído.- Se
va a volver a romper. Coge la primera que te guste y vámonos a almorzar, me
muero de hambre.
John terminó la frase con un tono casi
suplicante.
- A ver... – el menor se puso a mirar
televisiones otra vez.
- ¡Vale, la elijo yo! ¡Ésta y a comer!
- dijo rápidamente el mayor empujando suavemente a Sherlock hacia la caja
registradora.
Ya
en casa...
- ¿Qué te parece? – preguntó John una
vez terminó de instalar la televisión. O la instalaba él o quién sabe cuándo
podría verla funcionar.
- Buena elección. Estaba dentro de mis
preferencias – respondió el moreno desde su horizontal posición en el sofá.
- Sí, sí... – dijo el mayor, distraído
con el ticket de compra. - ¡Sherlock! – gritó de repente.
- ¡Qué pasa! – se sobresaltó su
compañero, abriendo los ojos más de la cuenta, pero sin moverse de su posición.
- ¡Nos ha tocado! ¡Nos ha tocado! –
gritaba John por toda la habitación.
- ¿El qué? – preguntó Sherlock, aunque
realmente no le interesaba demasiado.
- ¡Otro viaje! – respondió el rubio
con gran emoción.
- ¿A dónde esta vez? – preguntó ahora
el menor, masticando cada una de las palabras.
- ¡A Australia! – tardó en decir John,
pues no encontraba dónde estaba escrito el destino. Pero eso no frenó su
entusiasmo, sino que lo aumentó aún más, si podía.
Sherlock se levantó y cogió, con
agilidad y cara de en otro momento,
gracias, el premio de las manos de John.
- Tengo una idea mejor - dijo dándole
un fugaz beso en la comisura de los labios, ante el visible desconcierto de
éste.
- ¡Señora Hudson! - gritó a plena voz.
- No hace falta que grites, jovencito,
que no estoy sorda – respondió la mujer subiendo por las escaleras, tardando
relativamente poco.
- ¡Feliz cumpleaños! - dijo dándole un
beso en la mejilla y entregándole el ticket.
- ¡Pero si hoy no es mi cumpleaños! -
dijo la mujer sin entender nada.
- Ah… ¿no? - dubitó Sherlock. Bueno, pues
tómelo como un adelanto.
- ¡Ah! ¡Australia! ¡Ah! ¡Voy a
decírselo a la señora Turner para que me acompañe! - y les dio un sonoro beso
en la mejilla a cada uno, tras lo que bajó las escaleras a más velocidad de la
recomendada para su edad.
- ¿Te has enfadado? – preguntó Sherlock,
volviéndose hacia su compañero con ojos de cordero.
- ¡Claro que no! - respondió John con
una tierna sonrisa. ¡Ha sido conmovedor! - dijo envolviendo su cintura y apretándose
contra su pecho.
El menor le correspondió con sus
largos brazos alrededor de su espalda hasta darle un gran apretón a sus nalgas.
- No seas ansioso, la señora Hudson
puede subir en cualquier momento. Tenemos la semana entera para nosotros.
- Todavía tardará una hora... y otra
con la otra vecina. Tranquilo... esto es sólo un anticipo…
FIN
*
Argos: Cadena de tiendas con venta de productos variados, entre ellos
electrodomésticos, por catálogo o en recinto, con sede en Gran Bretaña e Irlanda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario